Priscila Cabana vuelva a casa por la boda de su hermano. Lleva años sin pisar su pueblo desde que decidió coger un avión hacia Estados Unidos y dejar su vida atrás. Ahora, con su regreso vuelven a abrirse viejas heridas, sobre todo cuando se reencuentra con Alex. Alex, su marido, ese que no quiere verla ni en pintura después de que lo abandonara tiempo atrás. Alex el que, además, la culpa de su accidente. Si las cosas hubiesen sido sencillas, Priscila y Alex no se habrían visto más que un par de veces por la calle. Sin embargo, los Cabana se han vuelto amigos de Alex y eso va a provocar que él y Priscila tengan que verse mucho más de lo que ambos querrían. Pero ¿qué fue lo que los separó? ¿por qué Priscila se fue sin mirar atrás dejando la vida que tanto quería y a su marido que tanto amaba?
Cuando en un libro mezclan pasado y presente pueden pasar dos cosas: que me canse o que me guste. Teniendo en cuenta que tengo un libro parado precisamente porque mezcla el presenta y el pasado de la pareja, pensaba que este libro me acabaría cansando y lo acabaría dejando de lado como el otro. Sin embargo, en este caso me ha gustado esa mezcla de saltos temporales, aunque sí que es cierto que algún capítulo del pasado se me ha hecho un poco cuesta arriba porque quería saber qué estaba pasando en la actualidad porque, sinceramente, la historia de Priscila y Alex me ha enganchado.
Después de leer el libro tengo que decir que me sentí bastante desconcertada en la mayor parte del libro porque no entendía por qué ella le odiaba tanto ni por qué él la culpaba del accidente que tuvo. Además, que él tuvo el accidente por ser un imprudente, no tiene sentido que culpe a otra persona por sus decisiones (por muy mal que estuviese), igual que no tiene sentido que se vuelvan a enrollar cuando se supone que no se soportan, pero bueno. Pero es que encima, cuando te das cuenta de todo el lío que se ha montado por un malentendido piensas: ¿de verdad no podías haber hablado con él en vez de fugarte a la otra punta del mundo? No entiendo nada.
Aun así, también tengo que decir que me ha encantado el libro, y no solo porque me lo he leído super rápido porque no lo podía soltar. Me ha encantado porque he podido conectar con Alex, con su sufrimiento y frustración por tener que dejar ese deporte que tanto amaba. También me ha encantado la relación de los hermanos Cabana, aunque a veces Priscila me sacaba de quicio con sus escenas de niña pequeña (y que sus hermanos le fuesen detrás para explicarle las cosas no ayudaba mucho). Después de conocer a estos hermanos no descarto leer más sobre la serie Cabana porque creo que puede dar mucho de sí la historia que hay detrás de ciertos personajes como Hugo o River. Y por cierto, ¿el final de la boda? Me ha dejado a cuadros.
VALORACIÓN: ⭐⭐⭐⭐⭐
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